El can se abalanzó sobre él
cuando le daba un par de golpes en la espalda a su esposa, tras sufrir un
ataque de tos en su vivienda, en Coslada (Madrid).
España.— 13.30 horas. Polígono
de La Estación, Coslada (Madrid). De pronto, comienzan a escucharse fuertes
gritos, se trata de un hombre. Le siguen golpes de gran intensidad contra una puerta.
Los vecinos, todos ellos de la única calle habitada en la zona, la de las
Corbeteras, alertados, salen a la calle para comprobar qué ocurre. Todo el
escándalo proviene del número 13.
Al instante, una mujer,
cubierta de sangre y en estado de shock, sale de esa vivienda y comienza a
gritar, desconsolada:"¡Lo ha matado, lo ha matado!". Es la vecina,
María del Mar. Pero nadie entiende qué ocurre. Poco después, es ella misma,
entre sollozos, la que intenta explicar la tragedia que acaba de vivir.
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Tras sufrir un ataque de tos,
su marido, Miguel Ángel de 48 años, le había dado unas palmadas en la espalda.
Y al verlo, uno de sus cuatro canes, una hembra de la raza Rottweiler cruzada
con Pitbull se había abalanzado contra él sin darle opción Le había destrozado
la cara y la cabeza. Mar pedía auxilio, pero ya era tarde.
Así lo describe el Diario EL ESPAÑOL, a quien le fue narrado el
episodio, del todo dantesco, un vecino del matrimonio este lunes, 24 horas
después de lo ocurrido. Lo hace en base a lo que la propia mujer le narró
instantes después de ver morir a su marido, a manos de su perra, de raza
peligrosa y que pueden ver en la imagen que ilustra este texto.
Si bien, lo que narró la mujer
no fue todo lo que ocurrió. Tanto es así que, teniendo en cuenta cómo y cuándo
sucedió, la Policía está investigando si en realidad la pareja estaba
protagonizando una discusión o una pelea en el momento en el que el can le
atacó. En otras palabras, si María era una víctima de malos tratos.
Cuando María del Mar salió a
la calle pidiendo ayuda, Miguel Ángel ya había fallecido. En ese momento, nadie
había llamado todavía a los servicios de emergencias. En la vivienda solo se
encontraba la pareja —que tiene una hija de 18 años— , y sus cuatro perros, que
según se ha conocido, no estaban inscritos como peligrosos.
¿Por qué tardó en avisar al 112?
La mujer les indicó que
intentó con todas sus fuerzas separar al animal de su marido y cuando logró
encerrarle, salió al exterior. En el momento de conocer el suceso, los vecinos
intentaron entrar a la vivienda y le ofrecieron llevar a Miguel Ángel al
hospital, pero Mar se negó en rotundo.
No fue hasta las 14.05 cuando
uno de los tres hermanos del fallecido, que se desplazó hasta allí, llamó al
112. Pocos minutos después, llegaba una UVI-móvil del Summa que no pudo hacer
nada por salvar la vida del hombre. Las graves lesiones que le había provocado
la perra, centradas todas ellas en la cabeza, le ocasionaron la muerte
prácticamente al instante.
Ella fue ingresada en el
Hospital de Henares por un mordisco de escasa gravedad, además de una crisis
nerviosa, al igual que su hija, cuando se enteró de la noticia. Pero lo
llamativo era que, cuando llegaron los sanitarios, el cadáver presentaba cierta
rigidez, lo que significaba que se había tardado más de lo habitual en dar la
voz de alerta. Y eso es lo que trata de esclarecer ahora la Policía Nacional.
En la calle de las Corbeteras
todos se conocen, pues se trata de una manzana de viviendas bajas (algunas en
estado ruinoso), en medio de un gran polígono industrial, en la que los vecinos
llevan conviviendo más de 30 años. Ese es el total de años, precisamente, que
Miguel Ángel llevaba viviendo allí, tras partir cuando era adolescente del Puerto
de Santa María (Cádiz), su ciudad natal. Primero estuvo en casa de sus padres,
dos números más arriba del suyo, y después con su mujer y su hija, en el 13.
Alcohol y broncas
Sus allegados en la calle no
difieren mucho de la hipótesis que mantienen los agentes. "Las broncas y
las peleas entre el matrimonio eran continuas, muchas veces se podían oír desde
la calle. Él además estaba metido en el alcohol y ahora estaba
rehabilitándose", cuenta a este diario una vecina, que comparte pared con
esta pareja.
De hecho, lo que mantiene es
que la perra defendiese a su dueña cuando viese que Miguel Ángel estaba
discutiendo con ella. "Él no estaba nunca en casa, era ella la que les
daba de comer. Me cuadra más que la defendiera si estaban peleándose", sostiene
la mujer.
En cuando al estado en el que
se encontraban los perros, la mayoría peligrosos, los vecinos sostienen que
"no salían a calle desde hace tiempo" y "vivían en malas
condiciones". Eso sí, aseguran que nunca habían agredido a ningún vecino,
aunque no recuerdan si solían llevarlos con bozal como exige la ley.
Miguel Ángel era un fanático
de los perros, según dicen sus vecinos. No tenía empleo fijo, aunque hacía
"chapuzas" de vez en cuando, sobre todo relacionadas con la mecánica.
"A mí me ha arreglado el coche en muchas ocasiones, mi mujer y yo siempre
hemos tenido buena relación con ellos.
Era muy joven, es una
pena", cuenta su vecino M. Recuerda perfectamente el día que le llamó para
que conociese a la perra, acababa de comprarla. "Me llamó para enseñármela,
era muy pequeña. Él la azuzaba y yo le decía que no lo hiciese, que luego era
peor...", rememora.
La vivienda de este matrimonio estuvo
acordonada hasta primeras horas de la noche del domingo. A las 18.00 horas se
llevaron al último de los cuatro animales, justo un poco antes que a Miguel
Ángel, a una protectora de Mejorada del Campo.
Fuente: Diario El Español
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